De la terca luz su postrer fulgor reúno,
cautiva y descompuesta en oros y malvas y esmeraldas
vela mi ánima de ambarinos linos.
Tal vez fuera piadoso se recogiera
en un solo haz de domésticas volutas, polvo de libros ,
y así el niño que queda apenas tuviera otra encomienda
que limpiar las celdillas de su memoria,
mas... ¡que va! la impía luminiscencia no ceja
y derriba el nido de mi cama.
Quiebra el rayo por el cristal herido
y rompe en topacios y opalinas y cárdenas turmalinas
que a danzar invitan al hombre antiguo y a la mujer nueva.
Bailamos tres, el hombre solo,
la mujer que llega y el eterno niño.
Peces fusiformes chocan, mecánicos,
sus bocas en minerales besos de estéril cortejo,
mil cristales bermellones revientan
las paredes cotidianas de mi egocéntrica guarida.
¡Inclemente luz que a su albedrío administra las sombras!
Tarde quita claridad y el ocaso abate ecos de color
y gemas presas en los vitrales de mi caleidoscopio.
Hombre, mujer y niño lamentan la noche.
En Palencia, a febrero de 2009
POEMA QUE ME HA SUBYUGADO CON SUS JUEGOS DE LUZ Y AMASIJO DE PALABRAS.PARECE VIVIDO Y MASCADO. ME PLACE.
ResponderEliminarLA POESÍA NO DEBE SER FICCIÓN. ME CONVENCE.
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