martes, 31 de mayo de 2011

Los Cipreses


( La boda de mis padres )


En la vega de Granada las fincas de regadío son conocidas como “caserías”. Mis abuelos maternos construyeron en la de su propiedad una casa cortijo al estilo andaluz. El predio se llamó, con lógica y armonía, “Los Cipreses”, pues a esa especie pertenecían los preciosos ejemplares que escoltaban el largo carril de entrada.

La casa se inauguró un día doce de septiembre para acoger los festejos de la boda de mis padres, ya que a tal fin fue expresamente inaugurada. Mi madre me recordaba que ese día se conmemoraba el “dulce nombre de María”. Y yo rememoro ahora a mi madre, la persona más dulce que ha existido. Era toda generosidad, bondad y ternura. Vivió para los demás, nunca para sí. Pocos días antes de morir entré en su habitación. Muy débil ya, me dijo: “déjame mirarte a los ojos. Quiero saber cómo estás”. De su sufrimiento, ni una palabra.

Que las celebraciones fueron sonadas lo prueban testimonios escritos, fotografías y la tradición oral. La doble escalinata de la entrada noble a la casa no bastaba para acoger todo el vuelo de la cola del vestido de mi madre. Mi padre vestía el uniforme del cuerpo de Abogados del Estado, al que acababa de ingresar por oposición.

Busco y rebusco en revejidos álbumes familiares y separo una foto de aquel solemne día. Sí, la cola del vestido de la novia desciende escalón a escalón y se arrastra por el jardín... la foto se acaba, pero no el vestido... hay pajes Luis XVI, con albas pelucas llenas de tirabuzones y también damas de honor, entre ellas tía María Luisa y tía Rafaela, ambas con bucles y caracoles, esta vez naturales y oscuros, además de blancas redecillas a manera de casquetes en sus cabezas, y veo abanicos plegados y ramos de flores naturales. Tía Emilia es una de las damitas que lleva la cola. Las flores del regazo de la novia, mi madre, son nardos, flor y aroma que hoy prefiero. Mi padre, alto y moreno. Mi madre está pálida y... ¿asustada?

Eran otros tiempos. Mi madre solía decirnos: “entregué a vuestro padre mi voluntad en el altar”. Con los años tendrían nueve hijos. Hablando de entregar a otros la voluntad de uno, práctica no recomendable, contaré que tía Rafaela y tía Emilia profesaron en las Clarisas Capuchinas. La primera de ellas hizo mejor carrera pues llegó a Abadesa del Convento de Chauchina y tiene hoy abierto en la curia vaticana expediente para su canonización. Es fama su muerte en olor de santidad. Eso cuentan los más chochos del lugar.

viernes, 27 de mayo de 2011

Gatos de escayola



Harto ya de estar harto de tanto intento inútil por usar mis cualquiera de mis cinco cuadernos bloggeros para jugar con ellos a los escritores, trato de comprobar si puedo dejar un poco, nada más que un poquito de algo. Una entrada, vamos. Lo que se dice una entradita, aunque sea la pavisosería que sigue.

El sistema blogger falla más que un gasógeno, que una escopeta de feria, que el mismísimo método Ogino.
Y tan altivos señores de Palo Alto...¿dicen algo? No, no dicen nada.
Casi mejor que callen; el lenguaje de los técnicos informáticos es inescrutable, como lo son los designios de nuestro Señor. Además, aquí el único infalible es Su Santidad, cuando habla de sus cosas, de su oficio.

En resumen, falsos cual Judas, o como un duro de cartón, o tal que las lágrimas de cocodrilo. Imposturas como hoy lo son las antiguas angulas de Aguinaga, que en paz descansen ¡Gatos de escayola conjugando verbos irregulares!
                                                               ¡Nos ha fastidiao mayo con las flores! 

Item más: blogger es gratis...por ahora.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Y querrán que haga cosas


( autorretrato )

En poco, vendrá la madrugada por detrás de los visillos,
y me traerá, al fin, el sueño bueno, el limpio.
A poco me llamará el teléfono y querrán hablar y
que haga cosas. Y les diré:
- si hago esas cosas, del tiempo, no quedará nada.
Y me diré:
- no haré más cosas, que prefiero pensar en mi escritura.

Amarga luna


Reveo “Bitter moon” de Polanski en el canal Cosmopolitan ( Digital + ). El director polaco siempre inquieta con sus ambientes oprimentes y degradados. Y con sus personajes-límite. Peter Coyote borda su papel de escritor depravado y sin obra. Y la Seigner era en 1993, fecha de rodaje del film, y lo sigue siendo hoy , de una belleza turbadora. Injusta, diría yo. Hugh Grant resulta empequeñecido como actor y como hombre. La Seigner parece/recuerda a ratos, por momentos, a Ava Gadner, tildada de ser “el animal más bello del mundo”. También pensé en la Rita Hayworth de Gilda. Una mezcla apabullante y explosiva. Dinamita para el cerebro y para la voluntad. El colmo hubiera sido que también se pareciese a la Silvana Mangano de “Arroz amargo”. ¡Estamos vivos de milagro!

Por cierto, parece ser que las grandes estrellas exigen ahora que se doblen piernas, trasero y pecho en escenas tórridas y primeros planos. Eso es un timo. Suplantación de culos y tetas. ¡Que me devuelvan la pasta de la entrada!

miércoles, 4 de mayo de 2011

La cama veneziana



Exhausto, allá te mando, Amor, mi beso de buenos días...
La frígida cama estilo remordimiento veneciano, su colchón de borra de lana, mi olvido de la cajita de lexatín, la pastilla de jabón heno de Pravia en la ducha, el desayuno con nescafé y galletas maría, la calefacción apenas tibia... me han muerto, Amor, me han muerto. No me encuentro el alma y la carne no existe.
Te quiero, mi niña, te quiero mucho ¡ Ay!


( texto y fotos de mi cosecha )