domingo, 11 de diciembre de 2011

Diálogo post-platónico (tercer capítulo)


(foto Ryan McGinley)


Pasó el tiempo, me fui unos días a la verde y atlántica isla de Tenerife y otros cuantos a la osada ciudad de Nueva York.

La mujer delgada, larguirucha y de tez color de nardo de olor cambiaba conmigo mensajes telefónicos, unas veces de amor y otras de guerra.

Con la luna nueva de noviembre la niña blanca que echa chiribitas de oro por su alba piel me escribe en el teléfono:

-“Manuel, ordenado, meticuloso, serio, perfeccionista. Y yo despistada, desordenada y alocada. Yo no sé para ti, pero para mí eres el hombre ideal. Tuya, mío”

Rodaron unos cuantos días más, que se fueron en el entrecruce de nuestras misivas, encendidas a veces, otras languidecientes. Así, ella me decía esto:

-“Pronto me olvidaste guajiro. Ya me lo temía. Penita me da pero así es la vida”

O esto otro:

-“¿Y tu agenda femenina, cómo va?”

Mis correos contenían lo mismo fórmulas elusivas que protestas de amor romántico. O pullas de antes, cuando la infancia:

-“Si yo soy un manjuarí, tú eres una ornitorrinco flacucha y desgarbada”

Hace unos días la mujer veleidosa cual veleta me escribe lo que tiene pinta de la sentencia que pone fin a nuestra particular guerra de los sexos:

-“No soy para ti, mi querido Manuel, y no tengo intención de cambiar. Con los años uno va a peor y eso lo sabes tú bien. Dicen que los polos iguales se repelen. Evitemos las malas ocasiones. Así, si coincidimos alguna vez podremos echarnos unas risas, que son muy sanas. Eres encantador y contigo es imposible aburrirse, pero…”



6 comentarios:

  1. Una comunicación con algún que otro nudo, hay una atmósfera densa en los mensajes que lejos de acercar, alejan afectivamente.
    Creo que la mujer resolutiva y firme tomó una decisión muy acertada puesto que con el tiempo, toda situación es susceptible de empeorar.
    Nadie cambia, por eso conviene expresarse claramente y no enredarse en las trampas (presión y quejas).
    Buenas noches Manuel

    ResponderEliminar
  2. Un manjuarí y una ornitorrinco, no, no podía ser de otro modo.

    ResponderEliminar
  3. Ni contigo ni sin ti...unidos en la distancia hacen la pareja perfecta, como el sol y la luna.

    A veces se piensa: qué látima de la distancia, pero en verdad y en el fondo se reza, qué bendita es la muy dichosa que si no fuera por ella, el supuesto amor, encontraría rápida sepultura.

    No se puede ser tan distintos y pensar que vaya a funcionar. Nada va contra todo pronóstico. Las quimeras si alcanzan sólo en la poesía o cuentos de ficción.

    Andri Alba

    ResponderEliminar
  4. Después de leer amigo mio ,todos de los dimes y diretes que he leído en tu tercer capitulo pienso que esta relación de dos, termina siendo de amistad amistosa ya que no puede ser otra cosa por incompatibilidad de carácter.

    Difícil es la larga convivencia, cuando termina la pasión o el amor o la atracción... queda amistad de cariño sana o enemistad...gloría o infierno...
    en el siguiente capitulo se vera el desenlace de la historia, si no nos dejas con la miel la boca...

    Mientras tanto recibe un abrazo fraternal de MA para ti de corazón.
    Feliz Navidad Amigo Manuel María y prospero año 2012 que llege con mucha salud y con todos tus deseos y anhelos cumplidos.

    ResponderEliminar
  5. En este tipo de cosas mejor no comentar....digo yo, como decia mi abuela ....
    Han estado buenos estos capitulos.
    Que tengas buen fin de semana!

    ResponderEliminar
  6. ¿Generalizar? Casi es imposible, porque en las relaciones de a dos, siempre queda lugar para lo imprevisto...Manuel María,¡¡qué parecido sos en tu forma de ser a mi hija...ordenada, metódica, perfeccionista...!!!y más de una vez, por serlo, se pierde otros sabores locos de la vida de los que no somos ordenados, metódicos ni perfeccionistas.¡¡¡Qué hermosa es la vida!!!Una bella avntura que comienza cada mañana, cuando al abrir los ojos te decís...y hoy, ¿qué viviré?. Un beso enorme, Manuel María, en este encierro forzado de las horas de calor que te derrite

    ResponderEliminar

Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!