(ambas fotos están tomadas por mí en Reikiavik)
Nunca me he sentido más perdido que en Islandia. Me
encontré desorientado, desabrido y descontentadizo. Siempre cercano a echar las
patas por alto.
Me salvó de males mayores un cocinero granadino que,
en el hotel en que me alojaba en Reikiavik, me preparaba cada
anochecida, con sabiduría y esmero, una
docena de cigalas terciaditas nacidas en aquellos mares tan fríos y desangelados.
Aun a riesgo de ser puesto en la picota por los mariscadores gallegos, dejo
escrito aquí que nunca he vuelto a degustar unos crustáceos decápodos como los
islandeses ¡Por estas que son cruces!
¡Ah! Otra cosa: puesto a ganarme enemistades carpetovetónicas,
añado que el vino blanco y muy seco, pouilly-fumé, que tenían en
aquel comedor me resultó gloria bendita.
¡Abajo la siempre presente, en nuestros lares, uva verdejo! En los restaurantes y bares de Castilla acostumbran a meterte el vino blanco de verdejo por las narices. Y lo malo es que esa uva tiene un inconfundible aroma a "patchoulí".
Otro ejemplo de "castellanismo necesario", expresión que tomo de Juan Ramón.
¡Abajo la siempre presente, en nuestros lares, uva verdejo! En los restaurantes y bares de Castilla acostumbran a meterte el vino blanco de verdejo por las narices. Y lo malo es que esa uva tiene un inconfundible aroma a "patchoulí".
Otro ejemplo de "castellanismo necesario", expresión que tomo de Juan Ramón.
(ambas fotos están tomadas por mí en Reikiavik)
Un buena dieta para lucir palmito. Habrá que ir a Islandia, y de paso, ver qué tal les va con su atípica manera de sobrellevar la crisis.
ResponderEliminarEn mi grupo de becarios europeos en Oklahoma, hace uffff, en 1965, el chaval islandés, Ulrik, era el más inteligente. Por otro lado algo tengo oído hace tiempo acerca del alto grado de endogamia en toda su población y lo apropiada que resultó a los científicos cuando se descubrió toda la secuencia del genoma humano.
ResponderEliminarConozco los otros países nórdicos, me falta Islandia, pero bueno, creo que me conformaré, con las Islas Lofoten ya me hice una idea. Ahora soy otra. Bsss.
Al menos la gastronomía sirvió para paliar tu extravío. Recordemos que aquí tenemos buenos caladeros, buenos blancos y gente que se alegra del declive de la teoría.
ResponderEliminarAbrazos para un invierno frío y oscuro.
Amigo Manuel una vez perdió al río ...
ResponderEliminarTe salvo la vida con suculentos platos marineros, un paisano perdido por esos mundos de Dios y eso es de agradecer...
Se puede saber que hacías perdió en Inlandia a punto de echar las patas por alto...
Cuéntalo en otro capitulo...si se puede contar...
Un abrazo de MA y feliz día ...
En el blog de MA
Hoy comemos arroz .Paella.
¡Oooyeeee...! En cuanto no te visito por fuerzas mayores, te largas a esos mundos perdidos de la mano del Señor (aunque seas agnóstico)¿No había otro sitio más frío? Pero aunque fallara el sistema ese del buen comer y beber, la foto de rubias nórdicas, que no falten.
ResponderEliminarSaludos, Carmen