El tiempo que se detiene
La he mirado y no me ha mirado.
El hombre-niño que
juega con leve sonrisa.
El tiempo que detiene los recuerdos de la novia blanca…
No, no se detiene el tiempo sino para jugar
con el niño,
del barrio de aquí y de la vega de allí, de Granada.
El tiempo que se detiene…
Huy esas fotos, sin ser familia, para nada, tan familiares, tan de entonces. Guapa rubia, a mi me tocó morenaza pero mozo rubicundo con gafas aussi. Bs.
ResponderEliminarMe gusta detener los instantes conmi cámara... casi tanto como dejarlos volar en su ausencia.
ResponderEliminarUn beso fotográfico ( o dos).
Así es Manuel el tiempo se detiene en el espejo del alma de los sentimientos siempre con nostalgias.
ResponderEliminarRecuerdos del ayer que nunca mueren los guarda el corazón del hombre-niño en su alma, como un regalo preciado de la vida.
Un abrazo granadino de MA.
Feliz día.
La primera foto no tiene desperdicio.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
No, afortunadamente, no se detiene. Y a quien sabe entenderlo, mejora como al buen vino... Besos.
ResponderEliminar"La distancia se me hace difícil por todo lo que el recuerdo agiganta"
ResponderEliminarHandsome!
ResponderEliminarTodo lo que va quedando atras parece haber sido lo mejor, pero ahora tiene que haber algo mejor!!!!Los recuerdos tienen pies de gigantes.
Un abrazo
El tiempo no se detiene
ResponderEliminarVuela se va de prisa... imposible atrapar los momentos.. se van en un soplo ....los buenos....
Los malos se quedan entre cenizas
Entonces ¿que hacemos?
dejamos solo los buenos .Los malos no valen la pena .
Y seguimos el dia
:)
A mi me encanta capturar esos instantes y dejarlos suspendidos para siempre
ResponderEliminarBesos Tres
Me has tocado. Te dejo a Benedetti, sospecho que sus palabras serán muchos más certeras que las mías.
ResponderEliminarTu espejo es un sagaz.
Te sabe poro a poro.
Te desarruga el ceño.
Te bienquiere.
Te pule las mejillas.
Te despeina los años
o te mira a los ojos,
te bienquiere.
Te depura los gestos.
Te pone la sonrisa.
Te transmite confianza.
Te bienquiere.
Hasta que, sin aviso,
sin pensarlo dos veces
se descuelga del clavo,
te destroza.
Un abrazo, Manuel.