lunes, 10 de octubre de 2011

Madrid en gris (capítulo séptimo)



Hablando de radio recuerdo la importancia que tuvo en nuestras vidas un artista que vino de Argentina y que se llama o llamaba, pues ignoro si vive aún, Pepe Iglesias el Zorro. Fue una auténtica revolución y cambió el sentido del humor de aquella generación. Nos quedábamos despiertos hasta la hora en que la emisora, creo que la inevitable Radio Madrid, daba su programa que comen­zaba invariablemente con una cancioncilla que decía, después de una introducción con silbidos: “Yo soy el zorro, zorro, zorrito, para mayores y pequeñitos, yo soy el zorro, señoras, señores, de mil amores, voy a empezar...”.
Hoy es un lunes cualquiera. Un día de lunes frío y desapacible. He dado un paseo, a paso rápido, y he recordado una frase que hace mucho tiempo leí en Fernando Pessoa, el portugués que más influencia ha tenido en la literatura de su país en el siglo XX. Decía de sí mismo Pessoa que “lo que soy es un sueño que está triste”. Yo, más que triste, lo que estoy es harto. Una vez oí decir a una señora perteneciente al pueblo soberano, en el mercado de la Paz, que “estoy hasta el c... de hacer mandaos”. Pues eso, que me he hartado de hacer “mandaos” desde hace la tira de años. Excluyo los primeros seis años de libertad. Desde que nací hasta que fui al colegio.




Pienso en algunas de las personas que conformaban el entorno humano de Claudio Coello, mi origen. La señora Bibiana, con su toquilla de gruesa lana negra, era la “pipera” que nos suministraba semillas de girasol y golosinas en Goya, casi a la puerta del Metro, muy cerca del quiosco de la señora Emilia, quien era una gran trabaja­dora, cuya hija se malcasó con un picador que no le dio buena vida pues le salió vago y bebedor. La señora Eulalia gobernaba la cacharrería de Claudio Coello. Buena gente.

Isabel la asistenta era un maravilloso ejemplar humano del barrio de Lava­piés, un verdadero arquetipo de madrileña castiza. Venía a diario a casa. Muy temprano ya estaba en casa, trabajando en sus faenas, y no se marchaba hasta  que servía nuestra cena, la de los pequeños. Isabel era per­sona mayor, enjuta y menuda, con un rodete a manera de moño en su pelo cano. Pronunciaba unos dichos madrileños que me tenían impresionado: “Hijo, me has dejado sin una gota de sangre en el bolsillo”, me advirtió un día. Otro: “Manuel María, lleva cuidado que tu hermana te va a levantar la tapa del pecho de un golpe”. Eran comentarios al hilo de nuestros juegos en el pasillo de Claudio Coello, para nosotros verdadero estadio olímpico. Tan es así que en una ocasión, jugando al fútbol, de certero pe­lotazo arranqué de cuajo un teléfono negro de baquelita colgado de la pared. Tenía dos campanillas exteriores para que repicara bien el timbre y era de la Standard Electric.
Una tarde hice una entrada a mi hermano pequeño al estilo de la defensa del Real Madrid, con tan mala fortuna que, al caer, se partió un brazo y necesitó de una pequeña intervención quirúrgica y escayola.





Otro personaje del marco familiar era Isabel Ramírez Ramos, hermana de nuestra yaya, Sagrario, ambas de Ventas con Peña Aguilera, provincia de Toledo. Isabel Ramírez era soltera y servía a una familia en la calle del Conde de Aranda de nuestro barrio. Contaba confidencias graciosísimas de sus señores y de su señorito, que tenía un amigo piloto que traía piña tropical de Guinea. Era una verdadera fiesta la tarde que Isabel Ramírez venía a vernos con rodajas de piña fresca recién cortadas en­vueltas en papel de estraza. Hoy en día, siempre que puedo, sigo desayunando piña tropical fresca, que no de lata. Y papaya, “le­choza” en la dulce lengua de Venezuela. Que allá pronuncian “lechosa”.

Benita Hisado Ramos llegó a casa cuando yo tendría 9 ó 10 años para ocuparse de la cocina, puesto clave en la logística de un hogar de tantos hermanos. Si mal no recuerdo venía de trabajar en un bar-restaurante de Plasencia, Cáceres, y, con su “fichaje”, el nivel gastronómico de Claudio Coello mejoró notablemente. Otra tata, ésta oriunda de Noblejas, Toledo, se llamaba Victoria y sirvió en casa de doncella. Era simpática y muy dispuesta, como suelen ser las gen­tes de la provincia “del bolo”. También nos ayudó en casa, y mu­cho, Manoli Gegúndez Abuin, una gallega tímida y dulce que fue antecesora de la fiel Mely. Por medio anduvieron Basilisa y otras.

Atrás cité a un señorito. He de decir, sin complejos, que en las familias burguesas de aquellos años, era costumbre que las tatas tutearan a los críos hasta la edad de los doce años. Cumplida esa edad, justamente en el mismo día del aniversario, pa­saban a llamarnos de usted y de señoritos. Así llevé a cuestas semejante título hasta que, terminada la carrera y ocupándome ya de mi primer trabajo como abogado, fui “ascendido” a la dudosa categoría de Don y en ella me hallo.


Venga o no a cuento diré que me molesta el tuteo universal que hoy se ha impuesto. El tratamiento de Ud. no distancia nece­sariamente. Se trata de educación, respeto, cortesía, de consideración, no de distancia y menos de sumisión. Ahora bien, entre personas de parecida edad, el tratamiento de Ud. debe ser recíproco. No me parece equitativo que el “superior” o el “rico” tutee a un em­pleado o a un “pobre” o “inferior” y se ofenda si es correspondido. O am­bos de tú o ambos de Ud. Tampoco me parece de recibo que una enfermera de 25 años tutee a un venerable anciano semidesnudo mientras le introduce un tubo exploratorio por el recto.

18 comentarios:

  1. No me gusta el tuteo universal, el Vd. permite una distancia que favorece el respeto y la delicadeza, recuerdo a mi abuela con aquello de ¿dónde habremos comido juntas esta señorita (la peluquera) y yo?

    El mucho más dificil faltar al respeto desde el Vd. quizás sea poraquello de la confianza y el asco.

    Un saludo

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  2. Poco que añadir tan solo preguntarte si te acuerdas de "Matilde, Perico y Periquín" otra serie del tipo de la del Zorro. No andábamos lejos, mi entorno era José Abascal (ex Gral. Sanjurjo), Martinez Campos y La Castellana. Mi madre me llevaba a ver los escaparates de Mariquita Perez de la calle Serrano y mucho más tarde a las "boutiques francesas" como aquel remoto "Fancy". Much@s de mis amiguit@s vivían por tu barrio.Beso.

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  3. Pues eso Dª Pilar, tiene usted el testimonio de mi más distinguida consideración y afecto...

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  4. ¡Gracias emejota! Mi primera novia vivía en Gral Sanjurjo esquina Fdez de la Hoz y...¡Qué de recuerdos!
    Besos de reconocimiento.

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  5. Ja,ja, pues por ahí delante pasaba todos los días para ir al British School de Martinez Campos 27.
    Entonces soñaba con ser mayor, que suerte que tenemos. Beso.

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  6. Buena fauna tenía "usted" a su vera caballero con respeto y alevosía.
    Otro par de besos y a continuar

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  7. emejota, ¡siempre he ido por delante de mi edad! Ahora..."la dorada basura de los años..."
    Beso Chamberilero.

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  8. 40añera, se trataba de la fauna y la flora indígena...Besos, chata.

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  9. 40añera, se trataba de la fauna y la flora indígena...Besos, chata.

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  10. Hola Manuel encantada de leer tu capitulo Séptimo de Madrid en gris.
    Costumbres y maneras de vivir de una época de tu vida.

    A mi me enseñaron por educación en mi casa y en la escuela ha hablar de usted, a las personas mayores y también a las personas mayores que se conocen por primera vez.

    Después en nuestra sociedad moderna o democrática, tuve que aprender a llamar de tú y aun hoy me cuesta hablar de tú a quien no conozco.
    Pues con y por respeto le llamo de usted al dirigirme a ellos por primera vez si son mayores y si me dice llámame de tú, pues ya esta, de tú le llamo con su permiso y respeto.

    Emotivos, nostálgicos y lindos carteles nos muestras en tu post.

    Un abrazo fraternal de MA para ti amigo.

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  11. No recuerdo ese personaje - el zorro-ni los otros que citas, algo de oídas me suena. Tu mundo infantil estaba construido sobre un catálogo precioso de tipos humanos. Con esos recuerdos, no puedes ser un sueño triste, al contrario, muy gozoso porque fuíste un niño feliz.

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  12. AMALTEA, me parece que fué (sic) la Matute quien dijo que "de una infancia feliz no termina uno de recuperarse nunca" ¡Gracias, Uma!

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  13. ¡Gracias MA! Todavía hoy, si en un comercio me llaman de tú, vuelvo la cabeza buscando al joven a quien se dirigen...Besos

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  14. Te voy siguiendo con mucho interés, cada vez que leo estoy esperando el próximo capítulo.
    Salud
    Francesc Cornadó

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  15. Manuel María...miércoles de lluvia...estoy con Ana Clara, mi nieta menor, solas porque su papá-mi hijo- está internado por una caída de su moto producto de una súbita pérdida de conocimiento.La casa parece rara pues siempre estamos todos almorzando juntos los miércoles.De la sala me llegan las voces de los dibus que ve la niñita.Y , junto a tus recuerdos, me traen otras voces, entre las que se destacan las de Pepe Iglesias,genial imitador, fallecido el 4 de marzo de 1991, cómico al que se ve que compartíamos de chicos. Acá se escuchaba también a Tatín (Tato Cifuentes), Felipe (Luis Sandrini)y las consabidas radionovelas de que ya hubo recuerdos.
    En mi país, en la región donde vivo, es muy raro tratar de usted a una persona.Usamos el vos, no el tú...y nuestro consabido "che", acentuando agudos los verbos ( vos sabés, querés que te cuente...)El Ud es tratamiento protocolar...Pero no me parece que el respeto esté tanto en la manera de dirigirse a la otra persona sino en la intención de respeto que se tenga por el otro.Podés tratar de Ud. a alguien y hacerlo sentir peor que un gusano.El respeto es un valor; una postura frente a quien te dirigís.Yo, por mi parte, uso en todo mi manera de hablar cotidiana...y escribo igual. No sería yo misma hablando de vos y escribiendo de tú.Y respeto profundamente a todos los seres humanos, que ya por ser tales, somos iguales.Las diferencias las hacen las elecciones de vida que hacemos, los valores que asumimos y el recordar que no debo hacer al otro lo que no quiero para mí...Después, hablarnos de Ud., de tú o de vos, es sólo cuestión de costumbres del lugar donde nos ha tocado nacer o vivir.Un beso y un abrazo, Manuel María...que por acá somos abraceros y besucones con los amigos.Haydée

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  16. Manuel, me ha gustado este capítulo pero mi edad no me deja recordar a los personajes que mencionas.
    A mí no han tenido que decirme que use el tratamiento de usted con los pacientes pero las nuevas generaciones se inclinan por el tuteo y se niegan a aceptarlo como norma.
    Conocí a un general de brigada que con más de 80 años se lo llevaban los demonios cada vez que una enfermera lo llamaba con el diminutivo de su nombre.
    Cuando era niña e iba a casa de una amiga de la infancia me extrañaba al ver que llamaba a sus padres de usted.
    Suya afectísima.

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  17. Mi tía Benita Hisado falleció a principios de este año 2016. Gracias por mencionarla y por tan grato recuerdo. Ella siempre os tuvo mucha estima a todos vosotros.
    Un fuerte abrazo

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  18. Querido amigo Juan Carlos:
    me ha encantado recibir su comentario sobre nuestra querida Benita Hisado. Estuvo muchos años en casa y todos nosotros la recordamos con mucho cariño y la consideramos un miembro más de la familia.
    Un fuerte abrazo de su amigo Manuel.

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!