miércoles, 9 de febrero de 2011

Hugo Chávez, El Huerfanito V


( capítulo quinto )

Caigo en brazos de Morfeo y empiezo con la soñadera. Dormía en un delta de bancos de arena y gritaba sin cesar: ¡qué sueño tan desgraciado, qué sueño tan desgraciado! Dormía con los ojos abiertos. Mi mente no dejaba en paz a mi cuerpo. ¿Qué puedes hacer?, decía: ¡Estás perdido! Mirar a ella es todo fuego. Si vuelves la cabeza, cuitas y más cuitas. ¿Qué vas a hacer? ¿Por qué no pasas las cosas de una luz a otra luz?

Despierto y compruebo que llevo el pijama puesto y que mi gato duerme y ronca. Me propongo aprovechar el día y el de mañana también. La simple cagada de una moscarda te puede llevar al otro barrio. En el entretanto salgo a la calle y disfruto del espectáculo.

Me provoca volver al museo de Arte Contemporáneo. Así se lo digo a mi compadre militar quien dispone lo necesario para la visita. En el trayecto encuentro a Caracas bastante desmejorada, la pobre.

Al cabo de una hora de ver arte contemporáneo, que no reconozco como coetáneo mío, le digo al comandante que tengo el antojo de darme un garbeo por el museo de Arte Colonial, en la Quinta Anauco. Luego propongo asomarnos al museo Arturo Michelena y rematar la faena en la Galería de Arte Nacional.

En verdad no recuerdo qué hacía yo en Venezuela en mi otra vida. Conforta comprobar que al hombre que me acompaña todo le parece correcto.

A la hora de almorzar como que me entran ganas de probar un poco de chupe de gallina y un sancochito de pescado. La comitiva me desplaza hacia el barrio de La Candelaria. Invito a sentarse a mi mesa al comandante, quien acepta después de juntar sus tacones reglamentariamente por decimocuarta vez en lo que va de día. ¡Jesús qué manía!

En el pluscafé indago:
- ¿Qué se oye decir en los cuartos de banderas?

El comandante me dice de carrerilla:

- El apoyo del ejército bolivariano al proyecto revolucionario es irrestricto. También compartimos la estrategia de nuestro Jefe de lentificar el calendario por el zaperoco del derrumbe del precio del barril de petróleo en los mercados de futuros.



4 comentarios:

  1. ¡¡¡que grandisimo escritor eres¡¡¡ un besin muy grande de esta asturiana.

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  2. Mi querida Ozna (bis), la amistad ciega tu juicio: me gusta escribir y lo hago corto y por derecho. Ya sabes: sujeto, verbo y predicado. Eres muy gentil y considerada ¡Gracias!

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  3. Pues usas orden justo, el sujeto en su lugar, el verbo bien conjugado y la conjunción armónica en los complementos del verbo...
    recultado: Tú!
    Besos sin predicado.

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  4. (He de aprender a escribir a estas alturas... jo...lines!!!)
    Si digo que son erratas de imprenta no cuela, verdad?
    Bueno, pues perdón, que lo siento y, besos.

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!