(...viene del blog del propio autor:
Necesitaba un plan. Un plan sencillo. Apto para menores. Normalmente utilizo lo que llamo "la estrategia del barullo" Pero mi parte animal me decía que, para desovillar ésta jodida madeja, se requería algo más que el instinto. Me acerqué al gimnasio donde tengo una taquilla de alquiler y me calcé en la cintura el mejor revólver del mundo. Un magnum 45. Así funcionan las cosas.
Hace algún tiempo hice un favor a un fulano nombrado Cristófaro. Se trata de un italiano que tuvo cierto predicamento entre los espaguettis de la mafia napolitana de N.Y. El muy mascalzone se casó con una claudiacardinale oriunda de su pueblo, de esas de 100-70-100, que al parecer preparaba los gnochis como la sua mamma y fabricaba bambinos a ritmo andante furioso. Total, que Cristo se vió forzado a pedir a su honorable sociedad un trabajo menos ruidoso e igualmente remunerador. En menos que canta un gallo el buen hombre estaba de presidente de un saving bank en un próspero condado de un rico y noble estado de la Unión. ¡Es lo que tiene la ley de l'omertá!
Había sonado la hora de que me devolviera la merced que le dispensé siendo yo, al terminar la guerra, jefe de seguridad en el Waldorf Astoria de N.Y. El benévolo napolitano se había montado un buen bonche en la suite pen-house de mi hotel, con la mala sombra de que, a una de las pin-ups de la bacanal, no se le ocurrió otra cosa que sufrir un síncope mortal por pasarse de la raya. ¡Gajes del oficio!
( Continúa en mi blog:
http://manuelmariatorresrojas.blogspot.com/)
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