A las tres de la tarde ha venido a casa un frutero andino. Educado y discreto, ha dejado la cocina llena de fruta tropical, traída del Anón Cubano. Me gusta la imagen y el olor de la fruta. A falta de una repartidora cubana, que sería lo adecuado, bueno es un ecuatoriano silencioso y cortés.
Escuchado en Francia por estos oídos míos que se ha de comer la tierra: "para ser tomates españoles, no están nada mal…" En materia de fruta todo es relativo. Mientras tanto: "juissons ¡ô ma bergère! de la saison des amours..."
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