Las lluvias de agosto han hecho florecer, en las hondonadas arenosas y médanos de oro del golf de Aquitania, al abrigo del mar y del salitre, macizos de diminutos claveles de color lila y de azucenas blancas.
La mezcla de olores de estas flores salvajes me transporta a mi niñez, a los veranos levantinos en la Dehesa de Campoamor, en cuyas dunas también nacían azucenas salvajes que embriagaban mis sentidos y exaltaban mi libertad provisional. Breve y dulce libertad.
¡Oh suave noche!
¡Oh calma venturosa!
Que hermoso es cuando agosto hace llorar a las nubes y deja que las azucenas se desahogen.... besos en la distancia...
ResponderEliminarLedeska
Manuel gracias a las lluvias de agosto tus letras están floreciendo como un vergel.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Precioso tu post ,me llego al alma.
Un abrazo de MA para ti querido y estimado amigo.
Hola amigo Manuel.
ResponderEliminarParticularmente uno de los olores que más me placen, son las gotas de lluvia en la tierra seca del mes de agosto.
Saludos y saludos